Otro clásico de la comida italiana, la pizza. Tengo que reconocer que muchas veces he tratado de hacer pizza basándome en distintas recetas pero nunca me ha salido tan buena como lo esperaba (en general por problemas de masa y de ingredientes). Hoy probé esta nueva receta que tengo que decir que está deliciosa. La masa subió como me lo esperaba y los ingredientes tienen sabor. ¿Cuál es el secreto? Ahora lo veremos.
¿Qué les puedo contar de la pizza? Que me encanta. Creo que podría comerla todos los días de mi vida. Pero bueno, aparte de eso les puedo contar que existen principalmente dos tipos de pizza, la romana y la napolitana. La napolitana se caracteriza por ser de masa gruesa y la romana de masa delgada, así que queda al gusto de cada uno cuál prefieren. También les quiero contar el secreto de por qué la pizza en Italia es tan buena, y es algo que ya dije en la introducción al blog, los ingredientes. Lamentablemente en Chile es muy difícil encontrar mozzarella de verdad, y si se encuentra es demasiado caro. Siempre podemos sacrificar un poco de nuestro bolsillo para hacer una pizza espectacular pero entiendo también que no siempre es posible. Vamos con la receta.
Ingredientes para la masa (2 pizzas grandes):
- Harina: 500 gr.
- Levadura fresca (Lefersa por ejemplo): 25 gr.
- Azúcar:1 cucharada
- Sal: 15 gr.
- Aceite de oliva: 3 cucharadas.
- Agua tibia: 300 ml. aprox.
Ingredientes para el relleno:
- Tomates pelados en tarro (ej. Centauro): 350 gr.
- Mozzarella: 250 gr.
- Jamón serrano: 80 gr.
- Rúcula: 50 gr.
- Atún: 1 tarro en agua.
- Cebolla: media.
Preparación:
1) Empezamos poniendo en un tiesto el azúcar con la levadura picada. Agregamos agua tibia (es muy importante que sea agua tibia), revolvemos y dejamos reposar hasta que se forme espuma (de 15 a 20 minutos). En tanto disolvemos la sal en un poco de agua.
3) Amasamos para compactar bien la masa y la ponemos en el recipiente aceitado y enharinado, lo tapamos con un paño y dejamos reposar la masa por 2 horas aproximadamente, hasta que doble su tamaño. Hay que dejarla en un lugar cálido donde no circule aire (yo por ejemplo la dejé en el horno recién apagado pero no tan caliente tampoco).
4) Una vez que la masa esté lista la sacamos, la estiramos en los moldes aceitados y enharinados y estamos listos para rellenarlas.
5) Empezamos preparando todos los ingredientes para rellenar las pizzas: molemos los tomates del tarro en el mixer de manera que queden como salsa, rallamos o cortamos el queso, cortamos la cebolla en pluma y dejamos todo listo. Yo opté por dos pizzas distintas, una de jamón y rúcula y otra de cebolla y atún.
6) Partimos con la salsa de tomates, esparciéndola con un cucharón de forma pareja. Luego agregamos el queso en ambas y la cebolla en una. Ponemos las pizzas en el horno a 250°C. Cuando lleven 10 minutos le agregamos el atún a la de cebolla y el jamón a la con queso. Las dejamos por 5 - 10 minutos más, revisando que no se queme y que la masa esté cocida, y cuando las sacamos y las vamos a servir ponemos la rúcula sobre la de jamón.
*Hay que añadir que las formas de rellenar las pizzas son infinitas, depende sólo de los gustos de cada uno. Con lo único que hay que tener cuidado es con las hojas, que si se ponen en el horno se secan muy rápido por lo que es mejor ponerlas una vez afuera las pizzas. Además así conservan mejor el sabor.
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